jueves, 13 de junio de 2013

Crónica de la Brevet de 600 Km de San Sebastián, 8 de Junio de 2.013.


En el último minuto de la prórroga el marcador seguía igualado, Linigham despejó mal y la pelota quedó en un anodino centro del campo.

Cuando Nayim golpeó el balón pensé que tan sólo se había quitado el muerto de encima, la pelota aterrizará en la grada y el árbitro pitará el final, me dije. Habrá que esperar a los penaltis.

Pero la pelota subió y la apuesta fue haciéndose, metro a metro, más sensata.

Llegó el punto de inflexión, allá en las alturas, y el balón comenzó a bajar como un cohete teledirigido.

Unos dirán que Nayim llevaba mucho tiempo entrenando ese tipo de lanzamientos y cuando tuvo que apostar en vivo y en directo no le tembló el pulso. Otros pensarán que el desenlace fue tan sólo un golpe de suerte.

Pudo pasar cualquier cosa, pero fue gol.

El recorrido fue el siguiente: San Sebastián- Zarautz- Eibar- Irureta- Llodio- Gordexola- Alto de Altube- Vitoria- Alsasua- Tolosa- San Sebastián- Behobia (frontera)- Saint Jean de Luz- Saint Jean Pied de Port- Peyrehorade- Briscous- Bayona- Sain Jean de Luz- San Sebastián.

Fueron 610 Km y 6.000 metros de desnivel. Sobre la bicicleta unas 24 horas y media (28 horas y media en total).

La prueba la realicé mano a mano con otro compañero, también debutante en estas lides y a quien ya conocía del trescientos y del cuatrocientos. Sólo nosotros dos, por diferentes motivos, teníamos la idea de hacerla sin parar a dormir.

Capítulo 1.  El pantalón corto.

Habíamos pasado el tramo más duro del recorrido y el cielo ya no lloraba, camino de Vitoria (Km 211) la suerte parecía cambiar.

Me alegré de haber puesto en la mochila un pantalón corto, ¡para cuando deje de llover! me dije antes de salir del hotel.

Pero el destino nos la jugó en la ciudad y de las nubes cayó un tremendo aguacero.

Cuando en el restaurante, empapados y con cuatrocientos kilómetros por delante, no cambiamos el discurso supe que no íbamos de farol.


Capítulo 2. Peor sería si se te hubiese quedado en el plato grande.

Poco antes de cruzar San Sebastián (Km 340) pensé: “me parece increíble pero lo vais a hacer”.

La noche sería una acogedora madriguera, ¿acaso puede llover en la más absoluta de las oscuridades?, y en ese agujero deposité grandes esperanzas.

Al menos encontramos tranquilidad, ¡qué tráfico tan peligroso habíamos padecido en los kilómetros anteriores!.

Mantuvimos un buen ritmo hasta que se me rompió el cambio delantero. La cadena se quedó en el plato pequeño, intenté, en vano, ponerla en el plato mediano (más apropiado para el terreno) pero no pudo ser. Mi compañero sacó una lectura positiva: así regularemos mejor las fuerzas, peor sería si se te hubiese quedado en el plato grande, entonces si que……

La avería apenas me perjudicó pero tenía el día cruzado, ¿estará lo peor por venir?.


Capítulo 3. El Reloj.

Hacía ya mucho tiempo que a los dos no había fallado la electrónica. No llevábamos cuenta kilómetros.

Lo peor, para mí, fue el hecho de no poder mirar la hora. Porque dentro de una lluviosa y peligrosa noche no me importaban los kilómetros restantes, si no las horas que faltaban para que saliese el sol, para que abriesen las tiendas y cafeterías, para tener una salida en caso de emergencia, para dejar de pasar por pueblos mudos, extraños, fantasmagóricos.

Saint Jean Pied de Port (Km 435), con sus bares abiertos, con sus paisanos echando tragos, desafiando a la lluvia, fue una visión reconfortante, el mundo no se había acabado, el tiempo seguía corriendo.


Capítulo 4. ¡Este mapa ya no servirá para nada!

Aquel trozo de papel se deshizo ante mis chorreantes guantes, fue imposible sacar nada en claro. Lo arrugué, lo tiré, ¡este mapa ya no servirá para nada!, comenté con resignación.
Ion dijo que deberíamos retroceder al pueblo anterior, (Peyrehorade, Km 509) para asegurarnos que habíamos tomado la dirección correcta. Acertó, pues nos habíamos equivocado de carretera.

Tampoco allí perdimos la calma.

Capítulo 5. Aquella luz roja.

La luz de mi compañero no parpadeaba, lo hacían mis ojos. Ni siquiera el agua salpicándome la cara me despejaba. Cerca de Bayona (Km 548), cuando estaba amaneciendo, yo empezaba a tener sueño.

Me visualicé en un idílico día de junio, me vi dejando la bicicleta y recostándome en un cómodo césped, esperando dormido a que los camareros comenzasen su jornada.

Pero seguía lloviendo y no había otra opción que continuar.

Pude lidiarlo porque no estaba sólo.

Capítulo 6. Una panadería encharcada.

Entramos en Bayona, necesitaba un café.

Llegamos justo a la hora en que abría una panadería, a tenor del cartel con el horario eran ya las siete de la mañana. No hubo café pero sí dos coca colas y un buen surtido de repostería.

La gente normal compraba y salía, nosotros nos quedamos un largo tiempo, dejamos el suelo lleno de agua, agotamos, para secarnos, los periódicos gratuitos del local, mi compañero hasta se cambió de ropa allí en medio, el negocio, obviamente, no tenía baño.
Pensé que en un comercio español nos hubiesen cantado las cuarenta pero aquella señora, que parecía esconderse entre bastidores para no ver el desaguisado que estábamos montando, no dijo nada.

Salimos de allí como nuevos. Al poco dejó de llover.

Capítulo 7. El final.

No hubo risas, ni muchas palabras, la jornada no estuvo para grandes alegrías, sí hubo esfuerzo, mucho más que cansancio, otro lujo innecesario.

A parte de haber ganado un amigo, a parte de un recuerdo imborrable, lo que deja este viaje, tan admirable como censurable, es la maravillosa sensación de haber conquistado, honradamente, un futuro mucho más amplio, porque, lo que queda, al final, es ser más fuerte, más duro y más sabio, al final, lo que queda, es un punto más de libertad.

3 comentarios:

  1. Emocionante relato, que por sí mismo ya es un viaje compartido del lector con el tuyo, con el de verdad.
    Y hermosa lección, cura de soberbias y de maquillajes tóxicos.
    Enhorabuena y bienvenido a casa.
    Miguel

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  2. Impresionante, de verdad, hacer 600kms, de noche, con lluvia, me quito el sombrero.

    Teibol

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  3. Emocionante relato. Enhorabuena campeón!!!!!

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